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Hola soy Pili, de Pili Yo Quiero. Parece una obviedad pero a veces me preguntan: ¿es tu nombre? y otras me preguntan: ¿por qué YO QUIERO?.

Si nunca escuchaste mi historia decidí escribirla para pasarla una vez más por mi corazón y para llegar a los corazones de ustedes que me siguen desde hace muchos años o quizás, algunas, pocos meses pero tienen curiosidad por conocer un poco más de mi mundo y sobre todo de cómo empecé con todo esto.

Nací en Marcos Juárez, en el interior de la provincia de Córdoba, y a los 18 me vine a estudiar a Córdoba Capital. Me recibí de Lic. en Administración de Empresas en UCC y mientras tanto trabajé como pasante en la automoción. Siiii fabricábamos conjuntos de escapes. Y ¿saben qué? Nunca pude aprender mucho sobre el mundo de los autos. Antes de recibirme en la universidad me gané una beca para estudiar en el norte de España y viví por 8 meses en Pamplona. A la vuelta y casi a punto de recibirme empecé a buscar trabajo de lo mío y por la prima de una amiga me entrevistaron en una fábrica de zapatos de esta ciudad. Y bueno, quedé.

El puesto era administrativo de ventas y yo manejaba los papeles de los clientes de todo el país. Un puesto ideal para lo que yo estudié. Como inquieta y metida que soy, de a poco empecé a involucrarme en el diseño, le hacía aportes chiquitos al modelista encargado de las colecciones. Me acuerdo que le vendiamos a Falabella y a otra tienda departamental de este tipo, y las compradoras que venían a cerrar sus órdenes de compras para toda la temporada pedían si yo podía estar presente en esa reunión para ayudarlas a definir. Al parecer una mezcla de juventud recién recibida con poca experiencia en ventas pero con un ojo crítico y estético que llamaba la atención. Gracias a esto, descubrí algo que no me había dado cuenta y es que traigo algo natural (seguramente heredado de mi abuela Chicha que tenía un gusto increíble) que me sale por los poros, que me mueve el cuerpo, que no me cuesta y me resulta divertido, y es sin dudas,  el gusto por la moda, la deco y lo estético en general. A partir de esto, decidí estudiar diseno de calzado, estudié asesoria de imagen, un posgrado de marketing digital y un diplomado de marca y moda.

Todo cambió cuando charla va y charla viene, me preguntaban: 

- ¿dónde trabajas?

- yo decía : en una fábrica de zapatos

- ¿queeee? es el sueño del pibe!! ¿Y vendes? YO QUIERO! (esto me lo decían todas todas sin saber si era lindo, feo, que estilo, nada. Lo único que me quedaba claro es que zapatos quieren todas ¿no?)

Y de esas conversaciones repetidas sale el nombre que elegí para aventurarme en esto: PILI, YO QUIERO.

Con mi corazón emprendedor (ya había tenido de chica un emprendimiento de accesorios que se llamaba ELLA HIZO TODO, mi mamá fue la inversionista jajaja, y que llegué a vender toda la producción a una pareja de Portugal que estaba en una playa de Natal , Brasil; (Historias locas si las hay para otro capítulo), dije :¿qué onda si compro en la fábrica dónde trabajo y empiezo a vender entre conocidos? El típico bolso pero en mi caso eran pilas y pilas de cajas. ¿Te imaginas mover todo eso?

Armé un showroom en el departamento donde estudiaba, y después de trabajar 8hs en la fábrica, esperaba a clientas en el living de mi casa. Siempre con perfume, con algo rico para comer, pues taurina se nace. No pude con mi genio y tenté a una de mis amigas de toda la vida de Marcos Juárez para que me ayude a vender los findes cuando viajaba a ver mi familia. Baúl repleto de cajitas y así pasamos sábados y sábados a la tarde en el garage de su casa o en la mía recibiendo clientas. Los famosos showroom que recién empezaban. También me he cruzado todo Córdoba cargada para visitar a un grupo de amigas que me pedían ver los zapatos, pero cada una calzaba diferentes ¡imaginate llevar pares para todas!. Épocas hermosas que pusieron a prueba mis ganas, me la pasé cargando cajas. Me crees si te digo que aún conservo muchas PiliFans que datan de aquella época, algunas ya son amigas. Me emociona saberlas firmes siguiendo mi caminito, mis pasos.

Un día atendiendo una clienta mayorista en la fábrica descubrí que quería hacer esto pero para mí. Tener tu propia marca no es nada fácil. Mi papá fue un pilar muy importante en el empuje. Me acompañó por muchos talleres y fábricas de Buenos Aires y de Córdoba. Y varias veces me cerraban la posibilidad de fabricarme para mí por poco volúmen o ideas que no se podían hacer. Todo no podía y decidí dejar la relación de dependencia (chicas todavía no sé si hice bien o mal, típico de emprendedora jaja) para saltar a la pileta por mi visión y mi pasión.

Cuando una puerta se cierra, otra se abre literal. Sonó el teléfono. Me invitaron a formar parte de Galeria Muy Güemes que se estaba construyendo. Un proyecto en un barrio de Córdoba que era novedoso, jugado, con impronta, que rompía muchos moldes. Y a mi juego me llamaron pero no tenía cómo. Pedí ayuda en mi familia, y allá fuimos. Lo invité a mi papá a visitar la obra, a ver el futuro local que podía ser. Me acuerdo el local 14 y 15 de esa galería y estando parados ahí adentro mi papá me dice:

- y bueno, ¿ cuántos pares de zapatos tendrías que vender para poder pagar esto?

¡Todo así de jugado y de nuevo! Armamos el local junto a Patricio, cuidando los detalles y tratando de replicar mis inicios. Le pusimos madera, textiles, arpillera, flores (el cuadro de las ortensias blancas que tenemos en Recta viene de este primer local). Queríamos que se sintieran en confianza, con calidez, que no fuera la típica zapatería que se usaba hasta el momento. Y abrimos en Octubre de 2014 justo para el día de la madre. Besos al cielo a la mía que desde arriba esta viendome avanzar. 

De a poquito fui apostando por más, más diseños, más vidrieras interactivas, más detalles para las clientas. Nunca me quedé quieta pero nunca nada se me dió rápido. Pasos lentos pero para adelante. Y en ese momento llegó Santi a mi vida. Él se dedicaba a otra cosa, ¿quieren saber a qué? Radiólogo Industrial, o sea, rarísimo y muy específico, cero moda. Y en unos de los tantos mates que nos tomábamos con mi papá camino a Buenos Aires un día me dijo:

- Pilita yo no soy inoxidable, vos vas a necesitar a alguien de confianza que te acompañe y ayude en esto. Y, ¿si lo invitas a Santi a formar parte?.

Alta jugada y apuesta porque pareja + trabajo + todo lo que ni nosotros sabíamos que ibamos a tener juntos: un matrimonio, 3 hijos hermosos y las mil anécdotas compartidas en este mundo de Pili.

Al poco tiempo, en Septiembre de 2017, abrimos Pili Yo Quiero en Nueva Córdoba. Yo tenía 30 años. Llegamos a la calle dónde siempre quisimos estar, en plena San Lorenzo, cerca del Paseo del Buen Pastor. No podíamos creer que el kiosko de siempre, se dió vuelta para ser la segunda casita de #piliyoquiero. Todo chiquito pero hermoso, tal cual lo conocen las PiliFans que hoy nos visitan por ahí.  Una locura pensar en la cantidad de colecciones que ya hemos puesto en esas vidrieras, ¿no?

En Febrero de 2019 llegó nuestro primer hijo Vitto, y a los pocos meses mientras paséabamos en auto con mi papá, vimos con cartel el local de la Recta. Frenamos. Nos bajamos con el bebé mínimo a verlo. ¿ Y si cerramos Güemes?, ¿y si abrimos acá? ¿Pero meternos en obra con un bebé así de mini? Y la respuesta fue:  ¡Lo hicimos! No ibamos a frenar las ganas. El camino era por ahí. Ya me lo pedían las clientas en Muy Güemes:

- Pili, ¿cuándo te vas a venir para zona norte? nos tenemos que cruzar toda la ciudad para venir a verte, me decían.

- Y yo: vengan ustedes a merendar acá y me visitan.

Hasta que ese día sentí que podía ser. Que ya no era tan loca la idea. Y lo lograron, nos impulsaron a ir por algo más.

Hoy casi al cumplir 10 años de mi primer local, tenemos las dos casitas de #piliyoquiero. Una en Nueva Córdoba y la otra en Recta Martinolli (y eso que pasamos crisis y pandemia) y una tienda online que nos permite llegar a todo el país y a cada rincón que ni yo me lo creo. Formamos un equipo con Santi y las chicas del PiliTeam que es sólido, nos complementamos, nos reímos, fuimos creciendo juntas y aprendiendo, nos divertimos, le ponemos empuje diario y sobre todo ganas de dar lo mejor en cada par de zapatos que se va por ahí con ustedes. 

Lo único que queremos en esta vida es dejar y acompañarlas a dejar huellas bonitas, porque a eso vinimos a este mundo y no es tan difícil hacerlo, ¿no?

Gracias por leerme, por seguir acompañandome.

Con todo el amor que siento por esto y por ustedes y con mucha gratitud, las abrazo fuerte.

Pili